Hace veinticinco siglos, Hipócrates enseñaba que estar sano era la prueba de que un individuo había alcanzado un estado de armonía consigo mismo y con el entorno y que aquello que afectaba a la mente afectaba también al cuerpo. Hoy parece que volvemos a tal planteamiento. Como dijo Mark Twain, "Los antiguos nos roban nuestras buenas ideas".
Esta perspectiva se perdió en el siglo XVII, cuando el pensamiento científico occidental, encabezado por descartes, dividió al ser humano en dos entidades distintas: un cuerpo (soma) y una mente (psique). Dos palabras distintas fueron tomadas por cosas distintas, lo cual llevó a un modo de pensar dualista y a una medicina dominada por el cuerpo. Las influencias psicológicas sobre el cuerpo no fueron reconocidas como objeto de estudio hasta bien entrado el siglo XX.
(Joseph O´Connor).
(Joseph O´Connor).
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