jueves, 22 de mayo de 2014

Nuestro estado emocional

Su estado emocional en el momento presente es un fiel reflejo de su salud. En PNL( Programación Neuro Lingüística), un estado: la suma de sus pensamientos, sensaciones, emociones y de la energía física y mental. Abarca tanto cuerpo como mente, es decir, tanto la situación mental como la fisiológica. Algunos estados son intensos y evidentes (por ejemplo, la cólera, el amor, el aburrimiento, los celos y la alegría). Todos notamos los altibajos, las crestas y los valles de nuestra vida emocional. Quizás ni siquiera tengamos un nombre para el estado en el que nos hallamos, pero ese estado aportará una manera característica de pensar, de sentir, y un peculiar tono emocional. Los estados son el medio ambiente interno y podemos habituarnos a ellos al igual que lo hacemos a un medio externo: al cabo de un rato, simplemente, dejamos de notarlo. Así, existe el peligro de que nos habituemos a un estado de debilidad crónica que haga mella en nuestra salud y en nuestro bienestar.



Existen abundantes pruebas de que un estado crónico de hostilidad e impaciencia está asociado a un mayor riesgo de ataques cardiacos y de oclusiones de arterias coronarias. La depresión crónica grave se ha relacionado con un aumento de riesgo de cáncer, mientras que otros estudios demostraban que la depresión era un mejor síntoma-pronóstico de problemas cardiacos que la gravedad de la lesión arterial, el nivel de colesterol elevado o el consumo de cigarrillos.

Muchos informes han demostrado que la depresión reduce la respuesta inmunológica. Los estados negativos prolongados son malos para la salud. Y lo contrario también se cumple: los estados positivos son buenos para la salud. Con ellos nos sentimos bien y por eso los buscamos, por lo cual no es de sorprender que la medicina considere científicamente respetable el hecho de sentirse bien. Por ejemplo, un estudio mostraba como un grupo de personas que había visto el video de un comediante, reforzaba su sistema inmunitario, medido por el nivel  de anticuerpos en la saliva. Estos anticuerpos contribuyen a la defensa frente a infecciones como el resfriado común. El  refuerzo inmunitario duró una hora. Los participantes en el estudio, que declararon utilizar a menudo el humor como medio de hacer frente al estrés, presentaban niveles de referencia de estos anticuerpos protectores sensiblemente superiores. La risa cura.

No es de sorprender que un profundo estado negativo como la depresión afecte al sistema inmunitario. Lo interesante es que las emociones pueden influir en el organismo incluso cuando son simuladas. Paul Exman, psicólogo de la Universidad de California en San Francisco, ha realizado diversos estudios de expresiones faciales y se ha especializado en las que una persona emplea cuando miente. En un estudio, pidió a  algunos actores que imitaran las expresiones faciales de disgusto. cólera y miedo, o que reviviesen mentalmente una experiencia de tales sentimientos. Ekman midió las pulsaciones y la temperatura cutánea y, con estas mediciones, pudo identificar qué emoción negativa en particular estaba simulando el actor. Fingir cólera y revivir mentalmente una experiencia de tal emoción tenía unos efectos psicológicos directos sobre el cuerpo a través del sistema nervioso autónomo.

Un estado negativo crónico es como caminar "por el borde de un precipicio", es mucho más fácil perder el equilibrio. Una ráfaga de viento, que no sería problemática si estuviéramos bien afianzados en el suelo, puede hacernos caer al vacío.

Estar enfermo significa un cambio de estado inconfundible, aunque muchos de los síntomas desagradables de una enfermedad - toses, inflamación, fiebre, mareos, dolores articulares- son causados en realidad por el cuerpo que intenta curarse. A menudo, estos síntomas son necesarios para recuperar el equilibrio. 

(Hacia un cambio positivo staff). 

miércoles, 14 de mayo de 2014

El poder sanador de la risa



Y continuaremos insistiendo con el tema de la risa, porque ha sido demostrado que ésta influye en nosotros de manera positiva. No necesitamos buscar grandes explicaciones para comprender esto ¿no?. ¿Alguna vez te has sentido mal mientras ríes?, creo que no. Desde una simple sonrisa, hasta la carcajada mas grande te traen una sensación de alegría, relajación y bienestar en general.

Te compartimos algunos pensamientos de OSHO, cuyo trabajo consiste en crear las condiciones para el nacimiento de un nuevo tipo de ser humano, con respecto al poder sanador de la risa:

La risa tiene poderes meditativos y medicinales. Ciertamente cambia tu química, cambia tus ondas cerebrales, cambia tu inteligencia, te vuelves mas inteligente. Las partes de tu mente que habían estado durmiendo se despiertan de repente. La risa llega hasta lo mas profundo de tu cerebro, de tu corazón. Un hombre con humor no puede sufrir un ataque al corazón. No es posible que un hombre con humor se suicide. Un hombre con humor llega automáticamente a conocer el mundo del silencio, porque cuando la risa cesa, súbitamente hay silencio. Y cada vez que la risa se hace mas profunda es seguida de un silencio mas profundo.

Ciertamente te aporta claridad sobre las tradiciones, sobre la basura del pasado. Te da una nueva visión de la vida. Te vuelve mas vivo y radiante, mas creativo.

Ahora, hasta la ciencia médica dice que la risa es una de las medicinas más penetrantes con que la naturaleza ha provisto al hombre. Si puedes reír cuando estás enfermo, recuperarás antes la salud. Aún cuando estés sano, sino puedes reír, antes o después perderás tu salud y te pondrás enfermo. La risa saca una porción de tus energías desde tu fuente interior hasta la superficie. La energía comienza a fluir, sigue a la risa como a una sombra. ¿Lo has observado?: Cuando te ríes de verdad, durante esos pocos momentos estás en profundo estado meditativo; el pensamiento se detiene. Es imposible reír y pensar a la vez. Son cosas diametralmente opuestas: O puedes reír o puedes pensar. Si te ríes de verdad, el pensamiento se detiene. Cuando te ríes de verdad, de repente la mente desaparece. 

(Hacia un cambio positivo staff).




jueves, 17 de abril de 2014

¿Qué es la salud?



Tomando en cuenta el hecho de que no somos solamente un cuerpo físico, definir la salud podría implicar algo más que no tener ninguna enfermedad ¿no? 
¿Será que muchas veces estamos mas enfermos del alma que del cuerpo? 
¿Será que tomar una pastilla resuelve todo tipo de dolencia? 

Les compartimos algunas frases de "Osho" que complementan este tema:

  • Las enfermedades le ocurren al hombre, pero el hombre es en sí mismo una enfermedad. Ningún otro animal de la tierra es tan problemático, está tan ansioso, tan tenso y tan enfermo como el hombre.
  • "Enfermedad significa que no podemos ser felices"
  • Todos los problemas son psicosomáticos porque el cuerpo y la mente no son dos cosas separadas. La mente es la parte interior del cuerpo y el cuerpo es la parte exterior de la mente. Algunos creen que todos los problemas provienen del cuerpo; otros creen que todos los problemas provienen de la mente. Mi propio entendimiento me dice que cada trastorno tiene que abordarse desde ambas vertientes conjuntamente.   
Así que si la salud tiene que ver también con nuestro bienestar mental, será bueno que ocupemos parte de nuestro tiempo en actividades positivas que nos ayuden a estar mejor, lo mismo nuestras compañías; siempre es mejor si estamos rodeados de personas que nos traen alegrías, que tienen una conversación sana, que representan un buen ejemplo para nosotros y nos alejemos de personas tóxicas, (quienes son exactamente lo contrario) ya que no contribuyen en nuestro crecimiento como seres humanos. 

(Hacia un cambio positivo staff).

sábado, 24 de agosto de 2013

Mantener el equilibrio

Cuando la persona está sana, puede conducir su vida como desee, en cualquier ámbito: individual, emocional, social y espiritual. Estar sano significa tener objetivos. Estar enfermo, que la persona pierde la libertad de buscar tales objetivos. También consideramos que estar sano es un estado de equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu, un estado natural de ser uno mismo. Cada uno de nosotros es único y también lo es nuestro estado de equilibrio. No existe ninguna "Receta de salud" apropiada para todo el mundo. Este equilibrio es como el de un gimnasta que camina por la barra: activo y fluido. Se requieren pequeños ajustes continuos, desplazar el cuerpo en un sentido o en otro, balanceándose continuamente para mantenerlo. Una ráfaga de aire imprevista puede perturbar este equilibrio y uno se tambalea durante unos momentos, hasta que las facultades curativas naturales lo recuperan. Quizás se ha estado caminando "Demasiado cerca del borde". Cuanto más rígida e inflexible sea una persona, más probabilidades tendrá de caerse.


No existe un estado de salud monolítico, comparable al de enfermedad. Nuestros cuerpos se reajustan permanentemente a circunstancias que cambian. Nadie escapa por completo a la enfermedad, a la sensación de pérdida, a la pena y a la preocupación. Tratamos con "los dardos y las trabas de la caprichosa fortuna" lo mejor que podemos. Nuestros cuerpos disponen de formidables capacidades curativas innatas que, a menudo, despreciamos en favor de la ayuda que nos ofrece la consulta médica. A veces, también necesitamos ayuda externa en forma de tratamientos para potenciar nuestro proceso curativo natural y para recuperar el equilibrio.

El estado de desequilibrio puede dividirse en la enfermedad y dolencia. La enfermedad es un proceso patológico constatable. La dolencia es una experiencia subjetiva, la sensación de que algo no anda bien. La dolencia la sufre el cuerpo, pero afecta a todos los aspectos de nuestra vida: a nuestro trabajo, a las relaciones con los demás y a cómo nos sentimos con nosotros mismos. Podemos sentirnos enfermos sin ningún motivo aparente; en esos casos, aunque el médico no encuentre nada, aunque no haya enfermedad, la sensación de malestar sigue siendo muy real.

La medicina moderna tiende a tratar toda dolencia como una enfermedad. Desde el punto de vista de la curación, la enfermedad es una clase de dolencia especial que requiere tratamiento médico profesional. La enfermedad llega cuando la persona ha perdido el equilibrio y necesita ayuda externa pata recuperarlo. La enfermedad no se cura sin poner en acción nuestros propios poderes curativos.

La mayor parte de las dolencias se autolimitan, ciertas investigaciones sitúan la cifra en un 80 por ciento, es decir, la persona se cura a si misma tanto si hay intervención médica como si no.

En muchos de los casos restantes, el tratamiento médico tendrá éxito (a menudo, espectacular). Sin embargo, en casos, un diagnóstico erróneo, un tratamiento inadecuado, los efectos secundarios perjudiciales de algún fármaco o las complicaciones posquirúrgicas pueden derivar en problemas yatrogénicos, es decir, causados por la intervención médica, en algunos pacientes.

(JOSEPH O´CONNOR).

jueves, 22 de agosto de 2013

Tres mil años de medicina

Hace veinticinco siglos, Hipócrates enseñaba que estar sano era la prueba de que un individuo había alcanzado un estado de armonía consigo mismo y con el entorno y que aquello que afectaba a la mente afectaba también al cuerpo. Hoy parece que volvemos a tal planteamiento. Como dijo Mark Twain, "Los antiguos nos roban nuestras buenas ideas".



Esta perspectiva se perdió en el siglo XVII, cuando el pensamiento científico occidental, encabezado por descartes, dividió al ser humano en dos entidades distintas: un cuerpo (soma) y una mente (psique). Dos palabras distintas fueron tomadas por cosas distintas, lo cual llevó a un modo de pensar dualista y a una medicina dominada por el cuerpo. Las influencias psicológicas sobre el cuerpo no fueron reconocidas como objeto de estudio hasta bien entrado el siglo XX.

(Joseph O´Connor).